Las auditorías contables consisten en la revisión y verificación de las cuentas contables junto con la documentación contable, para valorar su fiabilidad y exactitud respecto a la imagen que reflejan de la situación financiera y del patrimonio de la empresa. Es una tarea que a menudo las empresas no realizan a menos que estén obligadas por ley. Pero en realidad, realizar auditorías más allá de la obligación legal puede comportar muchos beneficios. Te explicamos cuáles.
La Ley de Sociedades de Capital determina que las empresas están obligadas a auditar sus cuentas anualmente. No obstante, establece ciertos casos que conforman excepciones a esta obligación. Se trata de las empresas que durante dos años consecutivos reúnan dos de estas tres condiciones:
- El total del activo no supera los 2.850.000 €
- El importe neto de la facturación anual no supera los 5.700.000 €
- La media de trabajadores empleados durante el año no supera los 50
En el caso del primer ejercicio desde la constitución, transformación o fusión de la empresa, la entidad no tendrá que auditar si cumple dos de estas tres condiciones al terminar el ejercicio.
Existe una excepción a estos límites: A pesar de cumplir estos requisitos especificados, una empresa igualmente estará obligada a realizar una auditoria contable si los socios que representen como mínimo el 5% del capital social lo solicitan en los tres meses siguientes al cierre del ejercicio.
Las empresas pueden optar por auditar más allá de la obligación legal siempre que lo consideren oportuno. De hecho, sea por obligación o por las ventajas competitivas que conlleva, todas las empresas deben (o deberían) realizar auditorías contables periódicas. En el ebook gratuito de Captio “Guía de supervivencia: ¿Preparado para una auditoría contable?” encontrarás más información sobre la utilidad y los beneficios de auditar, así como sobre la figura del auditor, cómo preparar una auditoría o qué ocurre con los informes de auditoría negativos y la responsabilidad de los administradores.
La principal ventaja es mejorar la integridad, fiabilidad y credibilidad de las cuentas de la sociedad. Se trata pues de una inversión en transparencia empresarial. En el caso de pymes, una auditoría favorable puede mejorar la relación con entidades financieras y posibles inversores. Mientras que para las grandes corporaciones, puede influenciar positivamente en la opinión de las agencias de calificación. En general, pues, se trata de una forma de mejorar la imagen externa de la empresa, con todo lo que ello supone.
Además, así la empresa se asegura de que dispone de información financiera y contable de calidad, que le llevará a un mejor proceso de toma de decisiones, más acorde a la realidad y más preciso. Esto supone una ventaja competitiva frente a los que no auditan sus cuentas.
Otro beneficio de auditar las cuentas es la mejora del control interno. Una auditoría contable es una forma de encontrar formas de optimizar los procedimientos de gestión, ya que la experiencia y los conocimientos del auditor sobre el sector pueden aprovecharse para incorporar mejores prácticas.
Finalmente, no hay que olvidar un beneficio muy importante generado por las auditorías contables no obligatorias: evitar el fraude. Al realizar una auditoría completa y sin salvedades, se puede evitar cometer prácticas fraudulentas e ilegales que, al ser detectadas a tiempo pueden ser subsanadas, y de no hacerlo podrían traer problemas muy graves a la sociedad mercantil.
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